No deseo la tristeza


Su orgullo era incluso mas grande que su ego, mas inmenso que el amor por sus hijos, mas digno que el dolor de perderlos, su boca reseca sostenían entre sus labios un cigarrillo mientras sus ojos perdidos en los recuerdos, se preguntaban cuando las escenas deslucieron su forma y la finalidad de sus deseos se trasformaron en luchas vacías.
----- ¿quiere una manta? ----- la enfermera tendió la cobija mientras él levantó sus brazos de su regazo y permitió que la joven de sonrisa candida la colocase sobre sus piernas. Hace mucho que la silla de ruedas no era un problema, su espalda ya no se molestaba en abrumarle con dolorosas posiciones que lo alejaran del fastidio de los años, ya su mente se apartaba de su cuerpo y los días trascurrían en un tiempo muy lejano del presente.
----- ¿Por qué luce tan triste hoy señor Pedro? ---- la enfermera se colocó de cuclillas delante de él con sus manos sobre sus rodillas intentando encontrar en la mirada del anciano un poco de su habitual personalidad.
----- ¿y por que no he de estarlo? ----- su voz era seca y cancina, tan burda como las delgadas arrugas que se dibujan en su rostro, la sonrisa de Isabel siempre lograba animarlo, pero hoy no deseaba sentirla, esquivando su rostro miró al costado fingiendo que su atención la contenía el triste mozuelo que tan desganado como él atendía con parsimonia a cada una de las chicas del Asilo, recibiendo recuerdos como pago.
----- Alberto hoy debe preocuparse de sus amigas, por que no me cuenta a mi lo que no lo deja descansar ---- la mujer tomo una silla de una mesa contigua y se sentó a un costado del anciano.----- se que algo lo lastima, no hay mañana que no me pregunte como se encuentran mi hijo o si sus compañeros de cartas han deseado ofenderme, un caballero como usted no cambia con las estaciones, no se ofende cuando la lluvia presume caer y no la hace, y no fuma si no hay razón para hacerlo -----
----- cada cual sabe como proteger sus recuerdos pequeña ----- mirando con las retinas acuosas la sonrisa que poco a poco logro desteñir en los labios de Isabel, ella sintió como su pecho al recordar se oprimía, avergonzada de intentar convencerlo a platicar en la fecha que se cumplían tres años desde su llegada, a ese patio donde el silencio es la única compañía de quienes el tiempo les ha enseñado a callar.
----- no debes pedirme perdón con la mirada, el pasado es algo que te enseña a comprender sin desear cambiar las decisiones de te llevan al presente. ----- Ella no entendía del todo sus palabras, pero al presumir en su talante ese sesgo que la hacía reconocer su forma de enseñar a otros bajo el tono pausado de su voz, la tranquilizo.
----- cuando la vida te agrede a pesar de amarla, los sueños son lo único que nos queda ----- Tomando entre sus ásperas manos los suaves dedos de Isabel, el señor Pedro busco la manera de trasmitirle su razón de sufrir. -----…pero, cuando te quita la esperanza, no hay nada que nos quede, te conviertes en un cascarón sin regocijo en los recuerdos. Para tenerlos, necesitas de personas que te digan que existieron, pues a mi edad todo puede ser una fantasía. ----- Isabel abrió sus labios intentando hablar, pero al percibir como el anciano los mirada y negaba con el moviendo de su cabeza su gesto, detuvo sus palabras anhelando recordarle por que razón permanecía en ese sitio, apartado de su hijos y el cariño de su nietos. ----- hubo una vez que fui padre y tuve hijos, hubo una vez que fui esposo y ame a una mujer, hubo una vez que construí sueños por que tenia a quien entregarlos, ahora solo espero que la lluvia vuelva a caer y mi corazón junto a su débil sonido, se difumine en el toque de las gotas contra la tierra, encontrando las imágenes de su rostro en el reflejo de los riachuelos. ----- una sonrisa nostálgica la pálida boca del señor Pedro dibujo, a la par que sacaba del bolsillo de su suéter un reloj de cadena, contemplando la fotografía de su esposa y el tiempo transcurrir.
----- nunca llores por el sufrimiento de otros, ya que a veces las lagrimas son una ofensa a los recuerdos, en ellos se oculta la  razón de que se esperé la muerte con orgullo y no la  ansíe con miseria ----- Isabel lloraba recordando el día que lo vio llegar al Asilo, en su mano derecha traía aferrada una pequeña maleta y en su izquierda, una flor que entrego a la primera chica que sus palabras lograron seducir con la labia de un noble caballero; esa era ella, y la petición de aquel anciano en un susurro, nunca la olvidaría. “Hoy me presento tras el funeral de mi querida esposa, podrías llorar por mi un par de lagrimas con ella cada vez que anhele la muerte en vez de esperarla, no deseo la tristeza, pero se que en invierno me veras llorar”.

                                                                                           Leonard De Moral

7 comentarios:

Noelia dijo...

Dios increíble texto..hace tiempo que no pasaba por aqui, y la verdad no me explico el porque, ya que como la última vez que recuerdo volviste a conmoverme y emocionarme con esas historias tan llena de aprendizaje y hermosura

VALENTIN dijo...

Un escrito con mucha melancolía, salpicado de tristeza, pero admito que es un buen post! abrazos!!!!

dijo...

Ha sido increíble todo lo que has conseguido transmitirme, lo cierto es que predomina la melancolía y la añoranza pero a mí eso no me molesta, además hay un tinte de esperanza en los consejos por así decirlo del anciano.Le está recordando a Isabel que sienta y que viva. Un abrazo^^

Ann. dijo...

Pero a veces no solo depende de nosotros.. Pero voy a intentar aclarir mi cabeza :) y me qudaré por tu blog que me parece muy interesante, te sigo!

Laura Sánchez dijo...

Yo no sé qué tienen los inviernos que siempre consiguen arrancarnos lágrimas cada dos por tres.

Un beso muy fuerte.

rayuelasolvidadas dijo...

Casi lloro. Es invierno, y me obsesiona bastanta la idea de envejecer, de que los recuerdos se esfumen o al contrario, que se manifiesten todos los días cuando todo ha cambiado tanto y estamos al final de todo... me encantó tantísimo...será porque es triste, será porque es real, pero tengo algo encongido adentro.

Anónimo dijo...

Precioso texto, el iniverno nos recuerda estos sentimientos de nostalgia, y más aún si traen la música de fondo que se escucha aquí.

Gracias por pasarte, a mí también me encanta McGregor en Trainspotting, por eso la puse :)