Silencio


Acariciando con su lengua su sonrosada boca, se detuvo en cada grieta de sus labios descubriendo como las heridas eran tan suaves y ásperas a la vez, que los poros de su lengua respiraban el tibio tacto de su propia vida, la sangre recorría su mentón, perezosa siguiendo las ordenes de la gravedad, pintando su camisa de glóbulos rojos, tiñendo la piel de su pecho con una batalla perdida. La comisura de su boca lentamente cicatrizaba los golpes, sobre su pómulo derecho una herida desde el tabique de su nariz hasta el contorno de su oreja, abría su piel liberando mas sangre que dolor. Ya nada importaba, pero aún así, vacío de todo sentimiento, anhelando un nuevo encuentro con la muerte, los latidos de su corazón callaban con sigilo intentando escuchar algún rastro de vida que le recordará donde se encontraba.  Las paredes lucían destruidas y el piso desvencijado, en el marco de esa habitación su cuerpo se apoyo contra la madera, inclinándose intentando caminar nuevamente, cerrando tras sí la puerta al lograr dar el primer paso.
 Se dejo caer sobre un delgado sillón de ancho respaldo, colocando su cabeza en uno de sus brazos, sosteniendo con su mano izquierda su hombro, descubriendo al tocarlo como la sangre nuevamente volvía a recorrerlo entintando las yemas de sus dedos, debilitando su cuerpo de tal manera que por unos segundos su parpados cerraron sus ojos y lo enviaron al encuentro de imágenes, que despertándolo apesumbrado, lograron que su piel notara el sudor que apareció en su frente y el frío que congelaba cada uno de sus poros.
Era extraño pensarlo, pero al darse cuenta que la habitación era bañada por una clara luz nocturna, su mirada busco en las paredes un reloj que le indicara la hora en la cual aún existía. Solo quedaba esperar, no era necesario sentir temor o miedo, reconocía el rostro de quien le buscaba y recordaba claramente la sensación que recorrió su cuerpo cuando la primera herida fue hecha sobre él. Sus ojos parpadeaban y se cerraban observando el contorno de los edificios tras las ventanas, no fue capaz de percibir cuentos minutos el dulce amparo del sueño baño su conciencia, mas al despertar delante de su rostro, unos ojos celestes como el cielo se enfocaron sobre la expresión de angustia en su cara, y la figura de extraña forma penetro su ser arrebatando su vida con un simple movimiento. Ya nada quedaba de él, no era necesario que alguien buscase su cuerpo, solo la expresión en su rostro se perpetuo en el tiempo, ahora su cabeza observaba la luna que su postura nunca le permitió mirar, era tan clara y perfecta, tan vacía como los instantes que congelados quedaron al final de sus iris.

                                                                                                                               Leonard  De Moral.


10 comentarios:

Carlos dijo...

Hacía tiempo que no me pasaba, veo que sigues haciéndolo tan bien como entonces^^

Un abrazo

VALENTIN dijo...

Cada texto tuyo es como la continuidad de la otra donde en cierta forma me envuelve, me abraza y me encanta ese sabor agridulce de tus letras.
:)
Espero estes bien! Feliz domingo!

Noelia dijo...

Es curioso e irónico como todos, cuando sabemos que el final se acerca, cuando lo que nos separa de él son unos minutos, no sentimos miedo, sino que me atrevería a decir que lo esperamos tranquilos y cómodos..nos pasamos la vida temiéndole y huyéndolo, cometiendo errores por ello, para luego recibirlo con los brazos abiertos...

dijo...

Una imagen escalofriante de la muerte,me ha encantado. Esa quietud y calma cuando se espera lo inevitable, porque aunque cueste admitirlo, cada segundo nos acerca más al fin. Un fuerte abrazo :)

Natalie Suarez dijo...

great writing :)

xx

natalieoffduty.blogspot.com

Marlene dijo...

Precioso. Perfecto.

Anónimo dijo...

beautiful, como siempre, Leonard :)

gracias por pasarte,

un saludo!

Laura Sánchez dijo...

Si hay algo que me gusta de tus descripciones es lo gráficas y detalladas que son.
La universidad bien, aunque este cuatrimestre las asignaturas no son del todo de mi gusto. El año que viene tiene mucho mejor pinta. ¿Y tú qué tal?

Un beso.

Carolina Campos V. dijo...

Me encanta tu blog, es muy sencillo pero el diseño ¡Hermoso!. No sólo eso, este escrito a logrado impactarme, me encanta la forma en la que escribes cada detalle, las sensaciones y pensamientos del personaje, me metí totalmente en este texto, sentí que era mi propia agonía.

Tienes mucho talento, un abrazo.

reina.momo dijo...

Esta me gusta Leonard, en serio te expresas muy bien :)